Sandra Fuentes-Beráin, afirma que lo ocurrió en San Juan Copala el pasado 27 de abril fue un “accidente” y afirma que “en México no existen grupos paramilitares”. Más allá del conocimiento que pueda tener de la realidad y del actual contexto oaxaqueño, las declaraciones de la embajadora contrastan con todas las informaciones que se vienen vertiendo desde la fecha en que la caravana fue emboscada en territorio triqui. Sin duda habla de un conflicto totalmente ajeno a su comprensión y entendimiento y su inocente o intencionada ignorancia anula una problemática que cuenta con un elevado número de víctimas mortales, así como de personas amenazadas, hostigadas y desaparecidas que se van acumulando a lo largo de las varias décadas en las que se desarrolla el conflicto de este territorio, deslegitimando al trabajo que movimientos sociales y de derechos humanos están realizando en la zona, así como a la labor periodística publicada a raíz del suceso.
El acompañamiento y observación de derechos humanos que realizan personas de todo el mundo llegadas a México tiene como una de sus razones principales la internacionalización de las posibles agresiones o violación de los derechos humanos que los y las mexicanos/as puedan sufrir, evitando así la censura mediática que pretende silenciar y aminorar dichas agresiones y criminalizar o incluso asesinar a quienes se atrevan a denunciarlo. Es por ello que es difícil no observar cierta complicidad de la embajadora con los gobiernos estatal y federal, responsable de la militarización de la zona, el agravio del conflicto y el desinterés por los derechos humanos debido a las millonarias inversiones que transnacionales extranjeras, principalmente canadienses, estadounidenses y españolas, operan en México a través de la industria minera y energética, siendo esta la raíz de un conflicto cuyos frutos son muertes presentadas como conflictos internos entre incivilizados grupos indígenas.
El origen finlandés del compañero Jyri Antero, asesinado en la caravana dirigida al municipio San Juan Copala, ha hecho que esta agresión no sea una más de las miles que se suceden en todo el país, inmiscuyéndose no solo el gobierno finlandés, sino también la Unión Europea y países de otros continentes, algo que muy posiblemente no hubiera ocurrido si no hubiera sido asesinado junto con Alberta Cariño Trujillo, ya que en ese caso habría sido una mera muerte más, algo que sucede por años, sumando un total de 19 muertes tan solo desde noviembre de 2009 hasta la fecha, a las que hay que añadir desaparecidas/os y la violencia física y psicológica que el municipio autónomo padece a manos de grupos paramilitares (siendo, en el caso de la caravana, el grupo PRI-UBISORT, Unión de Bienestar Social de la Región Triqui, el ejecutor) que actúan en la zona con el respaldo, financiamiento y armas que el gobierno les aporta. El papel que juega precisamente Fuentes-Beráin es el de restar responsabilidades al gobierno mexicano y oaxaqueño, atribuyéndolas exclusivamente a los propios triquis, pretendiendo que los gobiernos internacionales se olviden de lo ocurrido y ocultarlo todo bajo la sábana de la impunidad y la corrupción, la cual se extiende a lo largo de todo el territorio mexicano y es impermeable a la sangre derramada.
0 comentarios:
Publicar un comentario