Entrenamiento

El tic tac de un reloj y un viejo frigorífico es lo único que suena en la habitación, creando un aura de soledad, un aura tétrica. Leo un texto que me roba por por minutos la atención, el corazón y el sentir de mis brazos, recobrándolos éstos últimos al moverlos hacia un teclado con la intención de escribir algo, no se qué, pero algo que me haga liberar eso que se ha creado dentro de mí tras leer esas letras y que está esperando explotar, sin saber muy bien por donde, intentando abrirle mis ojos y mis dedos como vías de escape a su metralla. Las letras hablaban de dolor, de injusticia, de sin razón, de impotencia. Son muchos quienes leen muchos textos como éste en un vano esfuerzo por intentar comprender lo que pasa en otras zonas geográficas del planeta, queriendo conocer vidas ajenas tan atroces que no nos atrevemos a imaginar por miedo. Miedo a que eso que imaginamos y que tanto dolor causaría a cualquier persona pueda estar pasando realmente en algún lugar, tras cualquier pared, tal vez, la que se encuentra a nuestra espalda. Pero no. Nunca podremos sentirlo igual. Nunca. Y nos compadecemos creyendo que así luchamos por ellxs y somos como ellxs, y con ellxs nos alzamos, demostrando que estamos a la altura impulsados por una inferioridad que no reconocemos, sintiéndolxs por debajo a ellx y a nosotrxs. Y no lo somos. Y si bien reconozco que la intención es buena, también es retrógrada. También hay quienes no quieren leer estos textos ya que la vida es para reír, gozar, ser feliz, el Carpe Diem y esas otras gilipolleces que se imponen como escusa para no ver la mierda que hay en el mundo y la responsabilidad que tienen al respecto, más aun por negar lo que no quieren ver, no queriendo tampoco reconocer que su jodido sistema no es tan perfecto como saben y aun así lo defienden a capa y espada, sin importarles quienes degüellen en el intento.


No. Este mundo no es justo. En cambio la justicia se acompaña de la palabra libertad y democracia en una constante repetición de los valores de su moral (la que han hecho sea la nuestra, imponiéndonosla) que hace que también la defendamos al sentirla propia e intocable, haciéndonos cómplices sin saberlo. Me cansa tanta doble, triple y cuádruple moral que solo pueden romper y manipular unxs cuantxs en sus reuniones sin apenas tener recriminaciones por ello, para luego marginar y encerrar a quienes infringen un breve capítulo de sus innumerables artículos. Me cansa tanto odio hacia quien tenemos al lado y no hacia quienes viven en otras esferas, flotando, nadie sabe dónde, en burbujas sin muerte ni miseria, sintiendo el resto miedo solo por señalarles, por ponerles nombre y apellidos, por temor a que su moral y su ley recaiga con su peso sobre nuestra vida, destruyéndonosla. Me agota este disparate de vida donde lo malo, sabiendo por qué es malo, no existe y lo bueno, sin saber por qué es bueno, es perseguido durante toda una vida. Sudo desesperanza por esta dicotomía bueno-malo, cielo-infierno, blanco-negro, izquierda-derecha, vida-muerte, amigo-enemigo, donde te obligan a posicionarte sin preguntarte antes si ves alguna otra opción, sin darte siquiera tiempo para pensarlo.

Me canso, me agoto, sudo. Ahora lo entiendo. Estoy entrenando, se trata de eso. Me preparo para cuando den la salida con ese disparo al cielo, tan esperado, tener claro hacia dónde dirigir todas las fuerzas, que poco a poco voy adquiriendo, hasta ahogar mi último aliento y ganar o perder esa batalla, en la que al menos, sabré que lo he dado todo en un intento por vivir la realidad y destruir ese escenario al que llamamos “realidad”.

Amor de astro

Despierto
y es tu calor el que abraza
mi tumbado y desnudo cuerpo.
Sonrío al imaginar mi mueca
de ojos entreabiertos por verte.
Ahora te veo, pero estás lejos.
Sin embargo siento mi piel
aun quemándose por ti.
Poco a poco, te alejas
y yo, impasible, lo acepto,
como cada vez que marchas.
Mientras tu silueta se dibuja en sombra
recuerdo aquello que me regalaste.
Tu tiempo, tu calor, tu energía,
tu vida, mi vida.
Y entretanto te escapas,
sin poder verte,
y un escalofrío recorre mi piel
ahora fría sin ti.
Y como tu ausencia me duele, te odio,
y te digo puta cien veces
pues cualquiera que se pare firme ante ti
recibe tus virtudes como ofrenda.
Y días que te espero ardiente
no apareces, humillándome,
preguntándome si vendrás más tarde,
quizás mañana. Solo quizás.
Me pregunto si tendré mas días para esperarte
o si hoy se acaba mi calendario.
Y te vuelvo a decir puta, mil veces ya,
porque sabemos que por eso te quiero, por puta,
conformándome solo con verte a lo lejos
mientras mis manos, ciegas, te buscan,
sin importar con quien te escondas
ni a quien derrita ahora tu tacto.
¿Acaso no es esto amor?
¿Acaso no debería serlo?
Tu eres libre de mí por ti.
Yo soy libre de ti por mí.
¿Poseernos? Solo en los recuerdos.
¿Atarnos? Solo en los sueños.
Y aunque te mire y me duela
me gusta saber que sigues ahí,
aunque inalcanzable.
También de noche, como reflejo.
Dime tu, estrella de vida,
si tú, esfera de lava y fuego
y yo, cuerpo de tejidos y agua,
compartimos este amor,
libre e infinito como tus rayos,
¿por qué los humanos, ni entre ellos,
son capaces de entenderlo?


    CONTACTO

    Para contactar, deja tu mail en algún comentario. Yo te mandaré un mail tras borrar tu direccion mail del blog

    Buscar en este blog


    Nos sobran razones

    Nos sobran razones
    Pincha la imagen; escucha el grito

    El viaje de Said

    El viaje de Said
    Pincha y siente olas de sueños, espuma de esperanza