Leyendas urbanas y rurales



Murmullos, rumores, sueños, miedos, preguntas. El silencio reprimido se hace insoportable para los millones de oídos que impacientes esperan que ese susurro de fecha marcada se convierta en una bella melodía de balacera, valor y coraje. Millones de oídos esperan escucharla, pues ya están agotados por el sonido de sus estomagos, enfermos de inactividad. Estómagos que cansados de pedir alimento ahora tienen hambre de justicia, de vivir con dignidad, de vivir su vida. Tienen hambre de revolución. Esta es la palabra. Allá, afuera, bonitas sílabas de un romántico sentimiento que únicamente trasciende en libros de historia y camisetas rojas u oscuras. Pero aquí es distinto. Aquí es real, al igual que el miedo, el dolor y la sangre del pueblo, la cual riega ese sentimiento de rabia que se alzará desde la tierra contra las alturas de un cielo que arderá y cuyas cenizas abonarán esa nueva realidad. Aquí la revolución dejará el papel y saltará del verso al hombro, el cual apostillará un fusil encaramado por un hombre, una mujer, un niño, un anciano, un cualquiera, porque aquí cualquiera tiene una sola cosa que perder y, por lo tanto, por la que apostar, la vida.


¿Y yo? ¿Dónde, como, cuando, con quien, con que estaré en ese inesperado momento hijo de la clandestinidad? Pero no es el “estar” lo que retrasa mi sueño que más tarde interrumpe, sino el “hacer”. ¿Cargaré metralla en un bolsillo o en el corazón? ¿El fuego saldrá de mis ojos o de mi mochila? ¿Mi compañerx será de viaje o de combate? ¿Será el frío o el anonimato quien oculte mi rostro? ¿Será lo que olvidé antes de salir o una culata la que me haga retroceder? ¿Qué tortura temeré, la de mi conciencia por no haber estado allí o la de ellxs por haberlo estado? ¿Miedo a la no-vida o a la muerte? ¿Cicatrices en la memoria o en la piel? ¿Tendré las llaves de mi casa o tendrán las llaves de mi celda? ¿Es el sexo quien ha cargado el ambiente o es la tensión de la barricada? ¿Qué libertad me hará despertar, por la que lucharé o la del mercado internacional? ¿Y allá? ¿Me entenderán quienes me quieren o solo me querrán quienes lo entiendan? ¿Me comprenderán o se decepcionarán, decepcionándome? ¿Me enviarán despedidas o sonrisas? ¿Tendré valor para, si consigo dar respuesta, decidirme a actuar?

Empiezo a conocer el poder de las palabras. Tan solo una de ellas, y a pesar de pronunciarse como susurro, me crea dudas que me hacen mirar por horas un inexpresivo techo que lo único que dice es que le quite las telarañas.

Murmullos, rumores, sueños, miedos, preguntas. Tal vez solo sean ilusiones de un inocente ilusionado por una ilusión que no llegará. Pero, como solo es un tal vez, tal vez resulte el otro tal vez, así que mejor ir dando respuesta para que si finalmente estalla algo, sea solo en las calles, campos y selvas y no también en mi cabeza.

¡¡PIM, PAM, PUM!! …bocadillo de atún.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Reflexiones sinceras de un chico europeo de clase media preocupado por la JUSTICIA. "Striptise" de sus miedos, sus incertidumbres y sus certezas que de las almas nobles que todavía vagan por nuestro pequeño y hermoso planeta reflejo son. Sus sueños se funden con la realidad y se desdibujan. Compleja definición. Complejas dudas sin respuesta acertada ni errónea.

Decidas lo que decidas, muchos serán los que te comprenderán y te apoyarán. Y lo sabes. No permitas que estalle tu cabeza. Respétate en tus decisiones como tales. A veces para encontrar respuestas hay que dejar de preguntarse.

Un saludo desde el “bien-estar” europeo.

“Y hay que caminar hacia la hora perfecta con la cabeza erguida y el ritmo justo que da compás a los sueños” (Pepe Rubianes)

...Noe...

    CONTACTO

    Para contactar, deja tu mail en algún comentario. Yo te mandaré un mail tras borrar tu direccion mail del blog

    Buscar en este blog


    Nos sobran razones

    Nos sobran razones
    Pincha la imagen; escucha el grito

    El viaje de Said

    El viaje de Said
    Pincha y siente olas de sueños, espuma de esperanza